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XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario

Comentario dominical

14 de noviembre de 2021

Ciclo B: Mc. 13, 24 – 32

Por: P. José Humberto Toro Palacio, C.Ss.R.

La apocalíptica es una mirada de optimismo en épocas de gran desolación. Es tener la firmeza de que Dios finalmente dará el triunfo a los que han permanecido fieles en la gran tribulación.

Esta es la situación que se vive en el tiempo del profeta Daniel. La persecución contra la fe del pueblo de Israel es inmensa por parte del rey Antíoco Epífanes, unos dos siglos antes de Cristo.

La comunidad de Marcos también vive momentos muy difíciles y es aquí cuando se recurre a una forma de escribir de la época con la que se busca inspirar a los creyentes a mantener su fe y confianza en Dios. Por muy duros que aparezcan los acontecimientos, la victoria será del Señor. Pase lo que pase, Dios tiene la última palabra sobre los acontecimientos de la historia.

Jesús tiene muy claro que la historia de la humanidad tendrá su fin. Nada es para siempre. Pero no quiere alimentar la morbosa curiosidad; tan propia de los seres humanos. Corta de raíz todo intento de calcular la fecha “nadie sabe ni el día ni la hora”. Sabe que estamos en buenas manos. No caminamos hacia el caos.

Todos los signos que Jesús describe en el evangelio que escuchamos hoy, suceden en el cielo. Todo se apagará y en esa gran oscuridad se verá la figura del Hijo del hombre que será una gran luz. Un nuevo universo donde Cristo sea el centro de todo.

La pequeña parábola de hoy es una invitación a vivir en una actitud de profunda confianza, aunque en invierno la vida en los árboles parece extinguirse, con la llegada de la primara; los brotes aparecen y la vida se llena de color.

Los esfuerzos que se hacen por un mundo mejor, parecen perdidos y se tiene la sensación de que nada se consigue de forma definitiva, todo parece demasiado transitorio. Jesús nos garantiza que llegará la época en que cosecharemos logros definitivos.

Es muy alentador constatar que el fin de la historia humana no es un fracaso rotundo, sino que será el triunfo del Hijo del Hombre, ver el éxito de la vida sobre la muerte que por tanto tiempo quiso arrebatarse la victoria.

Con esta palabra de Jesús el discípulo caminará alegre aún en medio de las adversidades, porque sabe que su triunfo está asegurado cuando ha sido fiel a su Señor.

Todo este lenguaje apocalíptico, tan lleno de imágenes fuertes tiene la intencionalidad, como ha quedado demostrado, de comunicar esperanza y no como es usado en tantos casos, para infundir miedo y crear zozobra.