image_pdfimage_print

Por: P. Ignaz Dekkers, C.Ss.R.

El lema de la Congregación de los Misioneros Redentoristas es: Copiosa apud Eum Redemptio: “En Él hay abundante redención”. ¿Cuál es el significado de esta “copiosa”?

“Copiosa” se usa en relación con ‘redemptio’. Para entender el pleno sentido de la redención copiosa, tenemos que saber que es redención. Paul Hitz dice: “La redención es, esencial y radicalmente, esa maravillosa intervención milagrosa de Dios que libera de la esclavitud y la condenación a los seres humanos caídos, para introducirlos en su reino”. La redención es la liberación del pecado y de la culpa, de la ansiedad y la desesperación, de la opresión y la esclavitud política y social. Es también la reconciliación con Dios, con el mundo, con nosotros mismos.

San Alfonso y la “copiosa redemptio”

La abundancia del amor salvador de Dios cautivó tanto a Alfonso que le condujo a su conversión a Jesucristo, a los pobres abandonados y a la comunidad. Jesús, cuya encarnación, misterio pascual y presencia eucarística expresan la solidaridad radical de Dios con los seres humanos, se convierte en el centro de la vida de Alfonso y el motivo de su entrega a los demás. Y la conversión de Alfonso le lleva a abrazar las preferencias de Jesús y a vivir la realidad del amor de Dios en situaciones de marginación social o alejamiento eclesial. Es más, Alfonso entiende que debe realizar esta conversión a Jesucristo en comunidad, por lo que invita a otros para que sientan lo mismo, a vivir juntos de una manera que garantice una conexión continua con este amor abundante y preferencial de Jesucristo por los pobres.

El XXIII Capítulo General (2003) eligió como lema para el siguiente sexenio: Dar la vida por la abundante redención. En su mensaje final, dijeron los capitulares: “La razón primordial para la elección de este tema es la fe en Jesús nuestro Redentor. Hemos sido tan cautivados por la llamada de Dios que sólo dando nuestras vidas por la abundante redención podemos responder al amor de Dios para con nosotros”.

Una vez más la espiritualidad de la abundancia es clara: “la abundante redención que experimentamos está enraizada en el misterio de Dios que se convierte en uno con nosotros. Esa solidaridad transforma nuestra relación con Dios, y da sentido a nuestra misión. Vemos el enfoque actual de solidaridad con los otros en la comunidad, la solidaridad en la formación y el trabajo de reestructuración de la Congregación por el bien de nuestra misión, como aspectos de esa abundante redención por la que hemos entregado nuestras vidas”.

El uso de “Copiosa” en la Sagrada Escritura

La expresión «copiosa redemptio» como tal proviene del Salmo 130 que es la oración de alguien que ora desde la profundidad de su corazón. Es un reconocimiento de la pequeñez, del pecado: si el Señor cuenta nuestros pecados, estamos perdidos. Estamos convencidos de que Él nos perdona: “contigo hay perdón”. Por lo tanto, a pesar de nuestros pecados, miramos al Señor, esperamos con confianza porque con Él está el amor, con Él hay abundante redención.

Generalmente nos inclinamos a subrayar el sustantivo ‘redención’ y fácilmente se pasa por alto el adjetivo “copiosa”, que le da un significado especial: el Señor perdona, no un poco, no una vez o en ocasiones especiales o sólo a un número restringido de personas; no, perdona abundantemente. Dios perdona siempre y mucho más de lo que nos sentiríamos inclinados a hacer nosotros. La redención copiosa trasciende nuestra comprensión. Se muestra en el padre que abraza al hijo que estaba perdido, y sobre todo en Jesús que desde la cruz clama: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

 La abundante redención aparece a menudo en las Escrituras en sentido literal o en términos equivalentes. Algunos ejemplos son suficientes para mostrar esto.

Mateo 13,12: “A aquellos que tienen, se les dará más y tendrán en abundancia”.

Lucas 6,38: “Les verterán una medida generosa, colmada, apretada, rebosante”.

Juan 1,16: “De su plenitud todos hemos recibido, gracia sobre gracia”.

Juan 3,16: “Porque Dios tanto amó al mundo que dio a su único Hijo para que todo aquel que cree en Él no se pierda sino tenga vida eterna”.

Juan 10,10: “Yo he venido para que tengan vida y les rebose”.

Romanos 5,17: “Si por el delito de un solo hombre la muerte inauguró su reinado, mucho más se nos concede en Cristo”.

Romanos 15,13: “Que el Dios de la esperanza colme su fe de alegría y de paz, para que con la fuerza del Espíritu Santo desborden de esperanza”.

2 Corintios 9,14-15: “Al ver el extraordinario favor que Dios les muestra expresarán su afecto orando por ustedes. Bendito sea Dios por ese don inefable”.

Efesios 1,3: “Bendito sea el Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por medio del Mesías nos ha bendecido desde el cielo con toda bendición del Espíritu”.

Efesios 2,7: “Quería mostrar a las edades futuras su espléndida e incomparable generosidad”.

Efesios 3,8: “Anunciar a los paganos la inimaginable riqueza del Mesías”.

Así que “la abundante redención”, según la Escritura, es una transformación de la muerte a la vida, del pecado a la justicia. Es imposible hablar de ella de un modo exhaustivo, a pesar de que ya comenzamos en cada celebración litúrgica. Tendremos toda la eternidad para expresar nuestra sorpresa y nuestra alegría en la abundancia de Dios.

El ser humano está llamado a participar de la naturaleza misma de Dios. En Jesús, la unión se completa; en su persona tenemos la unión del cielo y la tierra. San Atanasio dice que Dios se hizo hombre para que el hombre pueda llegar a ser Dios, es decir, ser partícipes de la naturaleza divina de Dios. Estamos llamados a participar plenamente en la vida divina. Esta plenitud de vida no es sólo algo que se espera en algún momento del futuro, sino que se experimenta ya, y se recibe en la celebración de los santos misterios -los sacramentos- sobre todo en la eucaristía.

“Copiosa redemptio” en nuestras Constituciones y Estatutos

Constitución 6: “Todos los redentoristas … han de ser entre los hombres servidores humildes y audaces del evangelio de Cristo Redentor y Señor … En su anuncio proclaman de manera especial la redención copiosa…”

Constitución 20: “De fe robusta, de esperanza alegre, de ardiente caridad, los redentoristas… siguen a Cristo Salvador… participan de su misterio y lo anuncian… a fin de llevar a todos la redención copiosa…”

Estatuto 06: “El sello de la Congregación está formado por una cruz con la lanza y la esponja, puestos sobre tres montes; a los lados de la cruz figuran los nombres abreviados de Jesús y María; sobre la cruz, un ojo con rayos luminosos; encima de todo una corona. Alrededor del sello se lee: ‘Copiosa Apud Eum Redemptio’ (cfr. salmo 129,7).

Conclusión

‘Copiosa’ en relación con ‘redemptio’ significa que Jesús no sólo redimió al mundo, sino que lo hizo de una manera grandiosa, más allá de lo que pudimos desear o imaginar, o en palabras de san Pablo: “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Flp 4,7).

El Papa Juan Pablo II terminó su testamento (6 de marzo de 1979) con estas palabras: “Apud Dominum misericordia et copiosa apud Eum redemptio”.

Lecturas recomendadas

ALVAREZ VERDES, Lorenzo, “Fundamento bíblico del lema ‘Copiosa apud eum Redemptio”, en SHCSR 39 (1991) 343-358.

HITZ, Paul, “Copiosa apud eum redemptio”, en La redención en Cristo, Espiritualidad Redentorista vol. 13, Scala, Bogotá 2007, pp. 69-99.

SIANCHUK, John, “La redención, una perspectiva oriental”, en La redención en Cristo, Espiritualidad Redentorista vol. 13, Scala, Bogotá 2007, pp. 137-144.

TOBIN, Joseph, Communicandas: Llamados a dar la vida por la redención abundante (2004) y Redención (2006).

Preguntas para reflexionar

  1. ¿Recuerdas alguna ocasión en la que fuiste consciente de la abundancia de gracia que estabas recibiendo?
  2. ¿Cuándo has sentido que tu ministerio es fuente de gracias y bendiciones para otros?
  3. ¿El lema de la Congregación ayuda a enfrentar la realidad de la propia muerte?