Comentario dominical – Domingo XII del Tiempo Ordinario
25 de junio de 2023
Ciclo A: Mateo 10, 26-36
Por: P. José Pablo Patiño Castillo, C.Ss.R.
“No tengan miedo” es la recomendación que varias veces dice Jesús a sus discípulos. Días antes, Jesús les había enviado a los lugares donde iría él. Les advierte que la tarea no les sería fácil. Van a encontrarse como ovejas entre lobos.
¿Quiénes serán los lobos? Ante todo, los dirigentes que no querrán que las cosas cambien. Un pueblo sometido, humillado e ignorante, es la garantía de su poder despótico: lo último que desearán es que la gente se dé cuenta de su dignidad y de que, como amados de Dios, no fueron creados para ser esclavos, sino hijos de Dios y hermanos entre sí.
Eso pasaba en tiempo de Jesús. También ahora. Lo dice el mismo Jesucristo refiriéndose a lo que sucede entre los seres humanos, cuando dos de sus discípulos le piden puestos en su esperado futuro reinado en Israel: “Los que tienen el poder y el dinero, lo hacen sentir a quienes no lo tienen”. Y si alguna vez llegan a tener poder les previene: “!Que no sea así entre ustedes! Al contrario, el que quiera ser importante que se haga servidor de los demás” (Mc 10,43).
También nosotros mismos nos acostumbramos tanto a aprovecharnos de la pobreza de los demás como a que nos maltraten por nuestras carencias. Cambiar la situación implica esfuerzos que no estamos dispuestos a asumir para cambiar la situación injusta de marginación para nosotros; pero sobre todo para el 30% de excluidos.
En el año 1990 muchos fuimos sorprendidos con la aparición de un film de gran impacto social, dirigido por el cineasta colombiano Víctor Gaviria, con el título “Rodrigo, no futuro”. Fue la llamada de atención sobre la marginación y la injusticia social de mucha gente, sobre todo de los jóvenes. Cuando la gente no ve horizonte para realizar su vida de modo digno sólo ve como único horizonte, la delincuencia y la criminalidad, pandillas, robos, homicidios… Algunos, incluso jefes de estado, como en un país centroamericano, con muchos admiradores, incluso en Colombia, ven el remedio en la represión, las cárceles, el castigo social… Pero, en realidad lo que la gente marginada necesita no es violencia de parte de la sociedad y del Estado, sino oportunidades, salud, educación, empleo…
Como ciudadanos y como cristianos, si queremos un país más amable para todos y más de acuerdo al querer de Dios, hemos de esforzarnos porque aquello sea una realidad para todos. Ojalá con nuestras obras según Cristo y nuestras palabras oportunas, anunciemos como profetas de Dios, un nuevo modo de relacionarnos unos con otros y de convivir en la fraternidad y en el procurar las oportunidades de una vida digna humana para todos.
Los cristianos necesitamos dejarnos orientar por Jesucristo. Él es el maestro de vida, ahora en la etapa de la tierra; y la plenitud en la “casa del Padre. No tengamos miedo, tengamos valor. Nos dice Jesucristo. Pues los enemigos, los que nos pueden hacer más daño, están dentro de nosotros mismos: Cuando cedemos a la tentación de la violencia, la intolerancia, del afán de dinero, de hacernos un cristianismo cómodo y facilón, incapaz del sacrificio y del esfuerzo.
Seamos conscientes de todo ello. Compartamos la luz de Jesucristo y su fuerza para vivir con plenitud, alegría y libertad, la buena noticia de Jesús. Ser profetas de una vida nueva en Cristo, en toda circunstancia, aún en medio de la dificultad y la prueba“La del cristiano en el mundo es una misión estupenda y destinada a todos” y “ninguno está excluido; ella requiere mucha generosidad y sobre todo la mirada y el corazón dirigida a lo alto para invocar la ayuda del Señor”. “Hay mucha necesidad de cristianos que testimonien con alegría el Evangelio cada día”(Papa Francisco)