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Solemnidad Jesucristo, Rey del Universo

Comentario dominical

20 de noviembre de 2022

Ciclo C: Lc. 23,35-43

Por: P. Víctor Chacón Huertas., C.Ss.R. (Redentoristas de España)

No hay nadie tan fuerte, tan valiente ni tan autosuficiente que no necesite jamás de la ayuda de otro. Podemos disimular, fingir que no debemos nada a nadie y que nos hemos hecho solos como nos cuenta tantas veces el mito americano presente en muchas historias. Pero es solo eso, un mito. La realidad es más bien diversa. Esto es lo que constata el pueblo de Israel, necesitamos líderes, alguien que nos guíe. Solos no podemos. La gran pregunta es ¿a quién seguimos? ¿De quién nos podemos fiar? Israel eligió a David, y lo hizo el rey más gran de su historia. ¿a quién sigues tú?

1.       “Vamos alegres a la casa del Señor”. La alegría es una virtud cristiana básica, brota de la misma fe y la esperanza que nos da el seguir a Cristo resucitado. El problema que nos amenaza y que más atemoriza a todo humano, la muerte, ¡tiene solución! Y no es cuento. Además esa alegría nace del saber que no peregrinamos solos, sino como pueblo. Vamos alegres a la casa del Señor, vamos todos, no me da igual cómo lo pase mi hermano ni mi vecino, vamos juntos.

2.       Recogemos algunas perlas del Himno de Colosenses: “Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. El es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres”. Esta es la causa de nuestra alegría: cuando Cristo va al centro, cuando es lo primero en nuestra vida y ocupa su lugar todo cobra sentido. El Dios que se abaja es el que nos eleva cuando nos unimos a él mediante la fe.

3.       “Sálvate a ti mismo”. Es la increpación del ladrón a Jesús, retarlo, ponerlo a prueba. A ver si es tan poderoso. Es la voz del mundo. Ésta se oye mucho también hoy: ve a tu rollo, preocúpate por ti mismo, móntatelo bien… por eso parece incoherente que este rey sea tan despreocupado que a sí mismo no se salve, no se ayude, no mueva sus hilos para salvar su situación. Su poder es diferente, su influencia también. No hay corona ni joyas, no hay trono. Sólo hay sangre y rostro dolorido, solo hay cruz y compasión, sólo misericordia frente a todo poder opresor y violento. Solo un rey así, puede cambiar el mundo y sus perversas dinámicas, sus resortes corruptos, sus ambiciones. Solo un rey que salva antes la vida de los suyos, que la suya propia, merece guiarnos. ¿verdad?