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XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario

Comentario dominical

13 de noviembre de 2022

Ciclo C: Lc. 21, 5-19

Por: P. Edward Julián Chacón Díaz, C.Ss.R.

La mayoría de los seres humanos son naturalmente pesimistas. Los psicólogos dicen que nuestro cerebro está programado para detectar peligros más rápido que para percibir oportunidades. Como cazadores y recolectores, teníamos que tener activa nuestra atención para la detección de peligros en alerta máxima. Era más importante detectar una amenaza que se acercaba incluso antes de percibir una fuente de alimento. Los pesimistas y las personas críticas son necesarias para la supervivencia de un grupo. Pero si hay demasiados de ellos alrededor, no espere demasiada creatividad y espontaneidad en una comunidad. Y si a un grupo le falta creatividad, eventualmente morirá debido a su exagerado instinto de protección.

Entonces, ¿de qué se trata todo este ‘pesimismo’? Escuchemos la Palabra de Dios en este domingo diciéndonos lo siguiente:

En la primera lectura de hoy, Malaquías anuncia la venida del día del Señor. Pinta dos cuadros: el destino del malhechor y el triunfo del justo que persevera hasta el final. Esta breve lectura simplemente nos sirve de estímulo para continuar nuestro buen trabajo con paciencia, rectitud y perseverancia. En otras palabras, enseña que para persistir en las buenas obras hasta el final, hay que soportar toda forma de pruebas y dificultades como lo hicieron los santos.

En la segunda lectura, Pablo nos animó a trabajar duro para ganarnos la vida terrenal y celestial. El buen trabajo es producto de la perseverancia; da frutos buenos y duraderos también. El buen trabajo hace a un buen cristiano. Por tanto, hay que perseverar en ella hasta que comience a dar buenos frutos. Reconocemos el hecho de que hay un gran desempleo en todo el mundo y los esfuerzos que están haciendo los jóvenes para conseguir trabajo. Aquellos que hacen estos esfuerzos no son de ningún modo perezosos. La Iglesia no fomenta en modo alguno la pereza de ningún tipo (aunque reconoce a Jesucristo en los pobres). Es por esto que uno de los siete pecados capitales según la iglesia es la Pereza (renuencia al trabajo o esquilmar la pereza). Es bastante lamentable que algunos cristianos hayan perdido la esperanza de trabajar duro y ya no puedan soportar tiempos difíciles que no duran. En cambio, se han convertido en “mendigos corporativos”, ladrones y mentirosos habituales solo para atraer la simpatía de la gente.

En el contexto de Lucas, el Evangelio de hoy aparece cerca del final de la enseñanza de Jesús en Jerusalén, justo antes de los acontecimientos que conducirán a su crucifixión. Para aquellos que escucharon por primera vez el Evangelio de Lucas (probablemente eran cristianos gentiles), sus palabras pudieron haber sido de aliento y ánimo. El evangelista intenta interpretar la caída de Jerusalén para ellos y ubicarla en los planes de Dios para la humanidad (historia de la salvación).

En la segunda parte del Evangelio dominical, Jesús advierte que sus seguidores enfrentarán persecución por sus creencias. San Lucas presenta la persecución como una oportunidad para los seguidores de Jesús porque “les llevará a dar testimonio” (Lc. 21,13). En la persecución, la sabiduría y el poder de Dios se mostrarán en el ejemplo de los seguidores de Jesús. La perseverancia frente a la persecución conducirá a su salvación.

Finalmente, como discípulos de Jesús, tratamos de seguir su ejemplo, confiando en la misericordia y protección de Dios, incluso cuando enfrentamos dificultades. Ante el pesimismo generalizado podemos abrirnos a la experiencia de Dios en Jesús. Con Su gracia, podemos seguir superando la tendencia al mal en nosotros mismos. El mundo se está convirtiendo y se convertirá en un lugar mejor.