Por: P. Jesús María Ortiz Orozco, C.Ss.R.
Una vez más Dios nos concede celebrar con fe y esperanza el día del Señor de los Milagros. Además, la Iglesia nos invita a tener en cuenta la fiesta del apóstol San Matías.
En la primera lectura vemos cómo los once apóstoles enfrentan el problema de restituir el grupo de los Doce, pues Judas Iscariote ya no estaba con ellos. La dificultad se solucionó por medio del diálogo comunitario y orando a Dios. El nuevo apóstol fue Matías.
El salmo 112 exhorta a sus lectores a alabar a Dios porque Él se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre.
El pasaje que presenta el evangelio según San Juan destaca el mandamiento del amor y la iniciativa de Jesús para elegir a sus discípulos.
Los párrafos anteriores nos ayudan a reflexionar sobre la realidad familiar que se vive en nuestros hogares. Probablemente hay familias con problemas y necesitan fomentar el diálogo y la oración como lo hicieron los discípulos cuando nombraron al apóstol Matías. Se felicita a los padres de familia que les enseñan a sus hijos, por medio de la alabanza, a reconocer y valorar la acción de Dios a favor de ellos. Por último, se resalta la importancia que tiene la vivencia del mandamiento del amor entre los miembros de la familia, porque es el mismo Dios quien nos ha elegido para que demos frutos de fraternidad.