PERSONALIZACIÓN Y SOCIALIZACIÓN, DOS TAREAS DE LOS PADRES DE FAMILIA
Por: P. José Silvio Botero G., C.Ss.R.
Las tareas de los padres de familia en relación con sus hijos se pueden expresar de dos formas: una general, para todas las familias que Marciano Vidal y Paciano Fermoso han expresado con los términos: Personalización y Socialización. De otra parte, la Exhortación Apostólica Familiaris consortio de Juan Pablo II (22 Noviembre 1.981) se refiere a las tareas de las familias cristianas, proponiendo 4 tareas o misiones (nn. 18-64) que en la entrega n. 8 de estos breves mensajes se desarrolló: formar una comunidad de personas, prestar el servicio a la vida, participar en el desarrollo de la sociedad, participar en la vida y misión de la iglesia.
Personalización y Socialización son dos misiones delos padres de familia a realizar en el hogar, en primera instancia, y más adelante en colaboración con la escuela, la iglesia y la sociedad. Son dos tareas complementarias porque la personalización debidamente realizada contribuye a una buena socialización o integración en la comunidad humana.
La personalización, afirma Fermoso, es un proceso de interiorización, de identificación consigo mismo, seguimiento del ‘yo ideal’ y enriquecimiento de aquellas facetas del ser humano actuantes aun en medio de su soledad y aislamiento. Una de las características es la integración, gracias a la cual el individuo adquiere cohesión, unidad y singularidad, desde el punto de vista funcional.
Otras características que señala Fermoso a la personalización son: la auto-determinación que completa la integración, por cuanto tiene de iniciativa interna, de auto-responsabilidad y de compromiso aceptado personalmente para trazarse su destino; el auto-control de todas las aptitudes, virtualidades y posibilidades de la vida de un hombre, es también otra característica de la personalización.
En este campo de la personalización un elemento poco insinuado por los estudiosos es la identificación del niño/a con su propio sexo, o sea, la integración del ‘yo’ como varón o mujer ya desde pequeño; la sexualidad es algo que debe ser integrado en la dinámica general de la persona. Dios ha previsto en la creación del ser humano que éste tenga un papá, una mamá, con quien identificarse el niño, la niña.
La socialización como segunda tarea consiste en la adaptación a las instituciones o como una apertura a los demás; es un proceso de interacción entre la sociedad y el individuo, mediante el cual éste asimila las pautas, normas y costumbres compartidas por los miembros de la sociedad y aprende a conducirse en la forma más común a ella, adaptándose y abriéndose a los demás.
La socialización la experimenta el niño/a ya en su hogar compartiendo, jugando, colaborando con sus hermanos/as. El hijo único necesitará comunicarse con otros niños/as en el Jardín Infantil, en el conjunto, en el parque infantil. La escuela es la institución que culmina la maduración social del niño, quien en el seno familiar no tiene oportunidad de convivir con personas extrañas.
La personalización desarrolla en el niño/a la capacidad de hacerse persona humana, dotada de valores humanos auténticos; el lenguaje, el juego, el aprendizaje inicial, la relación con los miembros de la familia, harán del niño/a una persona en germen, que progresivamente se irá moldeando hasta llegar a una cierta plenitud.
Personalización y socialización son dos dinamismos, que harán de un niño/a, adolescente o joven, la persona humana auténtica que pondrá sus dotes personales al servicio de su propio futuro y que sabrá integrarse en la comunidad (familia, colegio o universidad, trabajo, deporte, sociedad) en forma loable, participativa y solidaria.
Todo este proceso se inicia en el hogar y los padres de familia serán los primeros promotores de esta doble misión; la escuela, la iglesia, el trabajo, el deporte, la sociedad darán también su contribución a esa doble tarea que, en última instancia, beneficia a toda la comunidad humana.