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¿POR QUÉ NO ES POSIBLE SERVIR A DIOS Y AL DINERO?

XXV Domingo del Tiempo Ordinario

Comentario dominical

18 de septiembre de 2022

Ciclo C: Lc. 16, 1 – 13

Por: P. Alberto Franco G., C.Ss.R.

Los seres humanos necesitamos dinero para responder por las necesidades básicas de comida, vestido, salud, descanso, recreación… Para escribir y leer esta reflexión no es posible sin dinero para comprar los  “aparatos” y pagar la conexión a internet. Si el dinero es tan importante para la vida ¿por qué la dura crítica de Jesús al dinero? ¿Por qué coloca la disyuntiva irreconciliable entre Dios y el dinero? ¿Por qué los profetas, Jesús incluido, fueron tan duros con el dinero?

El problema que plantea del Evangelio

En el evangelio de Lucas, Jesús, en una parábola, contó a sus discípulos que “un hombre rico tenía un administrador… que le estaba derrochando sus bienes”, que le pidió cuentas y lo despidió. Que el administrador al quedarse sin puesto y darse cuenta de sus limitaciones –para cavar no tengo fuerzas, pedir limosna me da vergüenza”-, pensó cómo asegurar su futuro e hizo lo siguiente: “llamó a los deudores de su señor”, les rebajó las deudas y firmó los respectivos documentos. “El dueño alabó al administrador injusto por la astucia con que había actuado”. Y dijo que “los hijos de este mundo son más astutos con sus semejantes que los hijos de la luz”.

Luego dijo a los discípulos: “con el dinero injusto ganen amigos, de modo que, cuando se acabe, ellos los reciban en la morada eterna. El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho; el que es injusto en lo poco, es injusto en lo mucho. Si con el dinero injusto no son leales, ¿quién les confiará el legítimo?… No pueden estar al servicio de dos señores porque se odia a uno y ama al otro, o aprecia a uno y desprecia al otro. No pueden servir a Dios y al dinero.

En la parábola están un hombre rico y un administrador injusto, despedido de su cargo y que actúa con astucia para ganar amigos que lo reciban en su casa; el hombre rico alaba la astucia del administrador injusto; igualmente, la invitación a hacer amigos con el dinero injusto para ser recibido en la morada eterna, a ser fiel en lo poco para merecer lo mucho, y la imposibilidad de servir a dos señores: a Dios y al dinero.

Revisar las palabras claves del texto en el griego bíblico[1] enriquece la comprensión del Evangelio. El administrador, oikonomos (administrador, administrador doméstico), despedido de la administración, oikonomia (administración, actividad de administrar) actúa con astucia para que lo reciban en su casa, oikos-oikia (casa, comunidad familiar, bienes y pertenencias). En el Nuevo Testamento NT, Oikos y oikía aparecen 204 veces. En la parábola está una vez, determinando las acciones del administrador, quien sabe que no tener casa, no es solo carecer de bienes y protección sino de comunidad de referencia, lo peor que le puede pasar a una persona. Jesús invita a hacer amigos con mamoonas (bienes, dinero, riqueza, fortuna) adikos (injusto) para que los reciban en las skeenees (tienda, cabaña, tabernáculo) aioonios (eterno, perdurable). Mamoonas sólo aparece cuatro veces en el  Nuevo Testamento y en boca de Jesús, es una expresión muy importante. Aquí hay un contraste entre el administrador que busca asegurarse una casa con el dinero injusto y la invitación de Jesús a asegurarse la vida definitiva con ese dinero. Es más importante esa vida que la casa. En texto utiliza Adikos, adikia (injusto, injusticia) para calificar el administrador, el dinero y el comportamiento que deben rechazar los discípulos, expresiones muy importantes en el NT y que  junto con adikeoo (cometer injusticia) están 69 veces. Es inaceptable que seguidor de Jesús sea injusto, y en contraste está el llamado a ser dikaios (justo), que está 79 veces en el NT, y a practicar la dikaiosynee (justicia) que en el NT está 91 veces, la única bienaventuranza que se repite. La incompatibilidad entre Dios y el dinero se expresa con servir de la raíz bíblica doul, cuyas palabras relacionas son: doulos (esclavo, criado, siervo), doulee (esclava, criada), douleoo (hacer oficio de esclavo, servir como esclavo) y douleia (esclavitud), que están 182 veces en el NT, la mayoría de las veces haciendo en referencia a la esclavitud, a la servidumbre. El kyrios (dueño, señor, el Señor) está 719 veces en el NT, hay que servirle porque es el dueño y poseedor del esclavo, del siervo. Aquí quedad claro lo significa elegir como kyrios a Dios o al dinero, de quién queremos ser servidores o esclavos. Entendemos por qué el dinero está relacionado con la injusticia, la esclavitud y el sometimiento a personas y pueblos, en contraste con el Dios que libera y saca de la esclavitud.  El Dios Padre –Madre quiere la libertad de sus hijos/as y por eso no pueden ser esclavos del dinero.

Un problema antiguo

La lectura de la profecía de Amos, denuncia a los ricos porque acumulan riquezas esclavizando, aprovechándose de necesidad de sus hermanos, lo cual era inaceptable para el pueblo de Israel: “No habrá pobres entre ustedes porque el  Señor tu Dios te bendecirá con la tierra que te va a dar en herencia” (Dt 15,4). Son tres razones para denunciar a los ricos:   

  1. Acumulan destruyendo la vida de los pobres y humildes: “aplastan a los pobres y eliminaran a los miserables”. Acumulan y amasan riquezas con profundas injusticias y represiones. 
  2. Colocan la ganancia por encima de la religión, utilizando trampas, mentira y engaño: “piensan: ¿Cuándo pasará la luna nueva para vender el trigo o el sábado para ofrecer grano y hasta el salvado del trigo? Para achicar la medida y aumentar el precio”. No les importa la religión sino el dinero, la ganancia y la acumulación.
  3. Se aprovechan de la necesidad de los empobrecidos para hacer negocio: para comprar por dinero al indefenso y al pobre por un par de sandalias”. Cuando ven una persona no ven a alguien necesitado de ayuda y misericordia sino una oportunidad de  ganar dinero, de hacer negocio con su tragedia.

Por esta manera de conseguir dinero, el Señor se indigna y “jura por su gloria que no olvidará jamás lo que han hecho”. Jesús continuó la denuncia profética y la radicalizó descalificando las luchas por el poder entre sus seguidores y estableciendo la incompatibilidad entre el servir a Dios y al dinero. El amor el dinero produce esclavitud: del rico, “que le vende su alma al diablo” y del pobre que se convierte en esclavo de la miseria y del rico.

Para complementar el mensaje de la parábola

El especialista en Biblia, José Luis Sicre, resalta la ironía de la parábola haciendo ver que quienes piensan que dar dinero a una persona necesitada es desprenderse de algo propio están equivocados, porque le están “robando a Dios su dinero” para ganarse amigos que intercedan por ellos en el momento definitivo. No se dan cuenta que:

  1. Nosotros no somos propietarios sino administradores. Todo lo que poseemos, por herencia o por el fruto de nuestro trabajo, no es propiedad personal sino algo que Dios nos entrega para que lo usemos rectamente.
  2. Esos bienes materiales, por grandes y maravillosos que parezcan, no son nada en comparación con el bien supremo de “ser recibido en las moradas eternas”.
  3. Para conseguir ese bien supremo, lo mejor no es aumentar el capital recibido sino dilapidarlo en beneficio de los necesitados”[2].

Y otra especialista bíblica, Carmen Soto Varela, ve el llamado de Jesús a los discípulos para “romper con las reglas habituales de conducta en su sociedad […] porque muchas veces esas normas se sustentan en creencias religiosas que sitúan a Dios del lado de los ricos y poderosos justificando así la injusticia con los/as más desfavorecidos/as…. [Los llama a]  vivir con la misma pasión y audacia de aquellos que inteligentemente buscan salir de una situación comprometida, pero con una razón diferente: impulsar el Reino y su justicia… responder a Dios padre y madre que ha puesto su confianza en nosotras/os para a su lado cambiar el mundo”[3].

La idolatría de la riqueza

La riqueza puede ser una idolatría cuando se coloca por encima de Dios y los valores esenciales para la vida humana y del planeta. Idolatría en el griego bíblico es eidoololatria, y se forma con dos familias de palabras: Primera: eidos (apariencia, aspecto, forma) y eidon (percibir); segunda: latreia (servicio divino, culto), latreuoo (servir, adorar). Idolatría es, entonces, servir, adorar y dar culto a “algo” que es percibido o tiene apariencia, aspecto o forma de Dios. 

La negativa de Jesús a servir al dinero está en la línea de la lucha bíblica contra la idolatría. “El AT es en gran parte una condena de los dioses paganos y de los ídolos, que aparecían como rivales del único Dios verdadero. Al principio, los israelitas pensaban que los únicos rivales de Dios eran los dioses de los pueblos vecinos (Baal, Astarté, Marduk, etc.). Pero los profetas les hicieron caer en la cuenta de que los rivales de Dios pueden darse en cualquier terreno, incluido el económico”[4].

Unas lecciones para la vida

La mirada de Jesús sobre el dinero y el llamado a sus discípulos puede ayudar a:

  • Superar la tentación de convertir el dinero en un absoluto para vida, por encima de Dios, de los demás, de la naturaleza y de uno mismo.
  • Liberar de soluciones engañosas y fáciles a los problemas y dificultades, solución que más tarde pueden agravar los problemas y resultar peor el remedio que la enfermedad.  Conoces historias de quienes por acceder al dinero fácil y abundante destruyeron su vida.
  • Evitar transar valores y principios como la vida humana y del planeta, la justicia, la dignidad… con graves consecuencias personales, sociales y ambientales. Pensemos en la corrupción del país, las injusticias, la violencia y el calentamiento global.
  • Superar la tentación de colocar el dinero por encima de la misión de la iglesia y del mismo Dios. Pensemos en los escándalos en diferentes iglesias por la acumulación de dinero.

El apóstol Pablo le recomendó a Timoteo y a las primeras comunidades cristianas, vivir el seguimiento radical de Jesús, la persecución y el desprecio con una actitud humilde, digna y sin competir o denigrar de la sociedad y las autoridades, ofreciendo “súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por todas las personas, especialmente por los soberanos y autoridades,  para que podamos vivir tranquilos y serenos con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y aceptable para  Dios, nuestro Salvador”.


[1] BALZ Horst y SCHNEIDER Gerhard, Diccionario Exegético del Nuevo testamento, Vol. I y II, Sígueme, Salamanca, 1998.

[2] https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/7984-la-ventaja-de-robarle-a-dios.html, consultado del 8 de septiembre del 2022.

[3] https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/7985-ser-inteligentes-y-audaces-por-el-reino-de-dios.html, consultado el 8 de septiembre del 2022.

[4] https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/7984-la-ventaja-de-robarle-a-dios.html, consultado del 8 de septiembre.