Por: P. Samuel Torres Tangua, C.Ss.R.
El camino sigue su marcha y en este 14, como pueblo de fe, renovamos el amor y el fervor a Dios, nuestro Señor.
En este encuentro especial reflexionaremos sobre el migrante:
Acoger, proteger, promover, integrar y acompañar a los migrantes. Un drama en muchas situaciones invisible que afecta a miles de personas en el mundo entero. Es una situación que margina a las personas y las lleva a vivir en ambientes hostiles de precariedad y abandono, marginación y rechazo y que ha agravado por la realidad de la pandemia.
Las estadísticas de los estudios crecen a nivel mundial y Colombia está entre las primeras naciones que viven la problemática a nivel interno y externo. La realidad del mígrate sufre innumerables problemáticas una de ellas es la Integración. Para el cristiano esta problemática se convierte en una oportunidad de encuentro con el Señor. En los refugiados reconocemos el rostro sediento, hambriento, enfermo, sufriente del Señor. Esos rostros interpelan nuestra fe.
La palabra de Dios de este día invita a tener una visión del Reino de Dios desde los niños. Es un texto sencillo y profundo del evangelio según san Mateo. El evangelista ofrece dos formas de proceder quizá contradictorias en relación con los niños.
Una primera actitud está centrada en los discípulos. Dice el texto: “ellos los regañaban”. Es decir, los discípulos se muestran toscos, huraños frente a los niños. Es una postura contradictoria en la construcción del Reino de Dios. Es quizá la oportunidad que permite reflexionar y analizar la actitud que asumimos con los migrantes que tocan a la puerta de nuestra casa o que con su voz en las calles solicitan alguna ayuda frente a sus múltiples necesidades. ¿Cuál es mi actitud, mi respuesta, mi mirada?
La segunda forma de proceder se centra en la persona del Señor. Jesús “les impuso las manos”. Son señales de cercanía, de cordialidad, propios del Reino de Dios. Gestos que siembran esperanza frente a la dureza de los discípulos. Hermosa lección para el que sigue el camino del Señor. Actitud de Jesús que señala caminos concretos frente a la realidad de tantos refugiados y desplazados como encontramos hoy en nuestras ciudades.
El comportamiento de Jesús señala los derroteros propios de la Iglesia que acogen a los indefensos, atiende a los vulnerables, que sonríe y se alegra con la espontaneidad y confianza que expresan los niños.
La cercanía de Jesús con los niños se afianza en la respuesta que da a los discípulos y a la comunidad.
- “Déjenlos, no impidan a los niños acercarse a mí”. Es una palabra que corrige y orienta la actitud de los discípulos. La misión de los seguidores es demostrar con nuestra vida (palabras y acciones) que los “nuños” (todo ser humano) se acerque al Señor. La presencia de Dios en nuestra vida es una invitación a superar la exclusión y acoger a los refugiados.
- “De los que son como ellos es el reino de los cielos”. La sencillez, fragilidad y alegría de los niños es un modelo de la acogida del Reino. Hermosa tarea en cual nos debemos comprometer.
Queridos peregrinos: la rica historia del Señor de los Milagros, desde la orilla del Río Guadalajara hasta las riveras de los puestos mundiales es una invitación contante a la acogida, a la solidaridad y a experimentar la vida del Reino desde la mirada de los niños.