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Fuente: Redentoristas de Brasil

Adaptación: Equipo Misionero Redentorista de Colombia

Ser misionero no es una decisión muy fácil de tomar. Sin embargo, siguiendo algunos principios básicos, podemos estar más seguros de que, en todo, estaremos tratando de hacer la voluntad de Dios, como lo hicieron los santos y beatos redentoristas. 

A continuación, se muestra una lista de diez mandamientos del misionero para ayudarles a asumir esta tarea, que depende de cada persona bautizada, y aceptar entregarse por completo a la voluntad de Dios.

  1.  Saber escuchar

El misionero debe ser un hombre con una gran capacidad de diálogo y escucha, sabiendo adaptarse a las culturas y ambientes, descubriendo sus valores, sin sentirse superior a los demás. Debe tener profundas convicciones. Sin embargo, no debe considerarse el «propietario de la verdad».

  1.  Saber dar la acogida

El misionero necesita creer en una cultura que considere a la persona como el centro de todo. De esta manera aprende a valorar la hospitalidad y la acogida de los pobres. Así que le gusta la presencia de la gente y estar rodeado de ella. Vivir con la gente es su escuela misional.

  1.  Saber simpatizar

El misionero no puede vivir al margen de los problemas del pueblo, pero tampoco puede caer en actitudes paternalistas. Lleva en su formación una gran sensibilidad humana y social, con un fuerte sentido de justicia y verdad. Él sabe que los pobres son los favoritos de Dios y se entregan a ellos sin condiciones. Debe creer, sí, en la Justicia del Reino.

  1.  Saber resistir

Consciente de la situación en la que vive, el misionero sabe cómo soportar momentos difíciles sin rendirse. Estás presente cuando lo necesitas, porque sabes que tu misión no tiene horarios. 

  1.  Saber esperar

La paciencia es una de las virtudes más misioneras que hay. Caminar con un pueblo y ponerse al ritmo de su historia implica saber esperar pacientemente lo que va a pasar, porque”quién sabe hace el tiempo”.

  1.  Saber creer en el Dios de la Vida

La fe en Dios y el amor profundo y personal por Jesucristo son fundamentales para la vida del misionero. Si no hay fe, no hay misión. La fe del misionero debe convertirse en una pasión por proclamar el Evangelio.

  1.  Saber amar sin condiciones

Encontramos a Dios y a Cristo en los pobres, necesitados y en aquellos que mueren ante la indiferencia y el desprecio, porque son los favoritos de Dios. El misionero recorre los caminos del Evangelio, con los pobres y los pobres.

  1.  Saber orar sin desanimarse

Sin la oración, no puede haber vida de fe; y sin fe, la vida misional colapsa. En la oración y escuchando la Palabra de Dios, el misionero aprende a edificar el Reino. La oración es su comida diaria y apoyo en la misión.

  1.  Saber cómo tomar la Cruz

La misión, la cruz y el misionero deben formar un trío inseparable, tal como lo fue en la vida de Jesús. No hay otra manera posible de ir. La misión nace y crece al pie de la cruz. La constancia y la paciencia son el fruto de una cruz aceptada con alegría.

  1.  Saber ser coherente

La credibilidad del misionero se basa en el testimonio de la vida, incluso en las consecuencias últimas. Necesitas mucha paciencia contigo mismo para empezar de nuevo todos los días sin desanimarte por los fracasos.

Todos los cristianos son misioneros, porque esta es la verdadera naturaleza de la Iglesia. Oremos para que esta conciencia crezca y se extienda en todos los bautizados, reviviendo nuestra fe y ayudándonos a llevar esta luz a todos los pueblos.