I Domingo de Adviento
Comentario dominical
27 de noviembre de 2022
Ciclo A: Mt. 24, 37-44
Por: P. Ramiro Bustamante Trujillo, C.Ss.R.
Comenzamos hoy en la Iglesia católica el tiempo de adviento.
¿Qué es el tiempo de adviento?
La Iglesia, para comenzar el año litúrgico, celebra la llegada de Cristo al mundo con una gran fiesta que llamamos navidad. Esta fiesta es tan importante para nosotros que la Iglesia, antes de celebrarla, prepara a sus hijos durante el período conocido como adviento.
La palabra adviento, como se conoce este período, significa llegada y claramente indica el Espíritu de vigilia y preparación que los cristianos debemos vivir. Al igual que se prepara la casa para recibir un invitado muy especial y celebrar su estancia con nosotros, durante los cuatro domingos que anteceden a la fiesta de navidad, preparamos nuestras vidas para recibir a Cristo y celebrar con él su presencia entre nosotros. Cristo quiere que le demos lo más preciado que tenemos: Nuestra propia vida; por lo que el tiempo de adviento nos sirve para preparar esa llegada de Jesús a nuestras vidas. Adviento es un tiempo para generar consciencia de lo que vamos a celebrar y celebrarlo con una adecuada preparación espiritual.
Durante el adviento los cristianos renovamos el deseo de recibir a Cristo por medio de la oración, el sacrificio, la generosidad, y la caridad con las que nos rodean, es decir, configuramos nuestros sentimientos con los sentimientos de Jesús.
La palabra adviento proviene del latín Adventus que significa la venida.
Evangelio según san Mateo 24, 37-44
Sabemos nosotros que el momento del juicio final es desconocido. Esta situación nos debe llevar a estar preparados y vigilantes. Sabemos, por tanto, que vivimos en los tiempos últimos, que ha tenido lugar ya la venida principal, la parusía, del Hijo del hombre. Nosotros cristianos caminamos al encuentro del momento último de la fase final ya inaugurada.
En el evangelio de hoy Jesús compara a las personas que viven en esta fase final, caminantes hacia el momento último, con la generación del tiempo de Noé. ¿Cómo vivían estas personas? Vivían en la despreocupación total de las cosas. Vivían el disfrute de la vida. El cristiano no debe ser sorprendido con una imprevisión tan lamentable. Los cristianos saben muy bien lo que les espera y que la repentinidad de los acontecimientos últimos, no permiten pensar en el último momento para la conversión.
La vigilancia nace de la entraña misma del evangelio, la buena nueva de la salud. La pertenencia a la familia de Dios lleva consigo las exigencias de una conducta adecuada. El cristiano, por ser siervo de su Señor, debe permanecer vigilante y cumpliendo su deber. Sólo así será recompensado por su Señor cuando regrese.
Como cristianos vemos un ejemplo en la vida de Noé. Su actitud traduce perfectamente la postura del hombre de fe. Él no contaba con vestigio alguno para deducir la catástrofe que se avecinaba.
El evangelio de este primer domingo de adviento nos exhorta a estar preparados porque en la hora menos pensada vendrá el Hijo del Hombre.
- El evangelio de hoy nos invita a superar el inmediatismo, a mirar hacia delante. Con frecuencia tomamos las decisiones por las ventajas que podemos recibir de manera inmediata, pero sin sopesar otro tipo de consecuencias a mediano y a largo plazo.
- El evangelio de hoy nos invita a dejar a un lado la improvisación que es la causa de que las cosas se hagan mal. Dejamos todo para último minuto.
- El evangelio de hoy nos está diciendo que hay que tomar la vida con responsabilidad. A veces somos muy superficiales. Muchas personas tienen como único proyecto de vida pasarla bien; lo chévere se convierte en un fin. No podemos reducir la vida a una rumba.
El adviento, como la esperanza cristiana, es un cheque al portador que ya posee en mano el creyente, pero que todavía no ha cobrado. Esa es la tensión y el equilibrio de la escatología cristiana entre el “ya sí”, pero “todavía no”. Esto no es motivo de desazón o falta de identidad del cristiano, sino de vigilancia permanente, espera activa y esperanza gozosa y segura en la fe, que es la garantía del futuro.
Por tanto, adviento, más que un tiempo limitado a cuatro semanas, es:
- Una actitud permanente,
- Un estilo de vida para el cristiano,
- Un proceso de liberación siempre en marcha hacia Dios, hacia los demás y hacia el mundo.
El Adviento:
- Es realidad presente y esperanza futura;
- Es respuesta al vacío existencial de muchos;
- Es razón para vivir, amar y esperar, a pesar del cansancio.
- Es la iniciativa constante de Dios mismo al encuentro del ser humano a quien confía una tarea inacabada: la construcción del mundo y del hombre nuevo.
Bibliografía:
- Comentarios a la biblia litúrgica
- Diciembre en familia con Dios
- La Palabra de Dios ilumina nuestras vidas. Jorge Humberto P., S.J.
- En las fuentes de la Palabra. B. Caballero