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IV Domingo de Cuaresma

Comentario bíblico

27 de marzo de 2022

Ciclo CLc 15, 1 – 3. 11-32

Por: P. Jesús María Ortiz Orozco, C.Ss.R.

Seguimos avanzando en el camino cuaresmal que nos lleva a la celebración del misterio pascual. En este domingo nos corresponde leer y reflexionar la parábola del hijo pródigo o del padre misericordioso.

El capítulo 15 del evangelio según San Lucas es uno de los más conocidos del Nuevo Testamento. Esta es su estructura literaria:

Introducción (Lc 15,1-3): el pasaje bíblico comienza presentando el contexto religioso. Allí se nombra a Jesús y cuatro grupos: los publicanos, pecadores, fariseos y escribas. Los dos primeros escuchan con agrado a Jesús, mientras que los otros lo critican.

Parábola de la oveja perdida (Lc 15,4-7): la oveja se pierde fuera de la casa.

Parábola de la moneda perdida (Lc 15,8-10): la moneda se pierde dentro de la casa.

Parábola de los hijos perdidos (Lc 15,11-32: el menor se pierde fuera de la casa y el mayor dentro de la casa.

La oveja perdida y el hijo menor representan a los publicanos y pecadores, porque no estaban en el grupo de los “buenos”. Sin embargo, Jesús los buscó y los encontró.

La moneda perdida y el hijo mayor representan a los fariseos y escribas, porque pensaban que cumplían al pie de la letra los mandatos de Dios. Por eso, no necesitaban de la misericordia divina. Ellos nunca se habían alejado de la casa. Sin embargo, por su forma de excluir a los de “afuera” también les faltaba la conversión.

Lo más llamativo de este capítulo es la alegría que genera el encuentro de los perdidos. Esta se manifiesta en dar a conocer a los amigos y vecinos la buena noticia del hallazgo y en la celebración del banquete.

Veamos ahora, de manera más detallada la última de las tres parábolas ya mencionadas. El padre Fidel Oñoro comenta:  

La parábola tiene dos partes: (1) la historia de la conversión del hijo menor (15,11-24) y (2) la historia de la resistencia del hijo mayor para compartir la misericordia y la alegría del Papá (15,25-32). Como hilo conductor, a lo largo de todo el relato no se pierde de vista nunca al Papá (explícita o implícitamente se menciona 24 veces), él es el punto de referencia y el verdadero protagonista de la historia.
(1) La historia del hijo menor está presentada en un camino de ida y vuelta: “Se marchó a un país lejano...” (v.13) y “Levantándose, partió hacia su padre” (v.20ª). En la ida y vuelta del hijo menor se recorren los cinco pasos de un camino de conversión:
a) La ida (vv.11-13)
b) La penuria en la extrema lejanía (vv.14-16)
c) La toma de conciencia de la situación y la decisión de volver (vv.17-20ª)
d) El encuentro con el padre (vv. 20b-21)
e) La celebración de la vida del hijo (vv. 22-24)
(2) La historia del hijo mayor presenta la problemática del comportamiento exagerado del padre con el hijo renuente (su derroche de alegría en la fiesta), que se recoge en la frase: “Él se irritó y no quería entrar” (v.28ª; todo lo contrario del hermano menor que “partió hacia su padre”, v.20).
Esta parte de la historia gira en torno a dos diálogos que el hijo mayor sostiene respectivamente:
a) Con los criados, cuando está a punto de llegar a la casa, quienes le exponen la situación (vv.25-27).
b) Con su padre, quien sale a buscarlo para pedirle insistentemente que entre en casa, escucha el argumento de su rabia y finalmente le responde exponiéndole sus motivos (vv.28-32).
Ambas partes convergen en la misma idea, la cual se repite casi en los mismos términos al final de cada una de ellas: la invitación a la fiesta (“Comamos y celebremos una fiesta”/ “Convenía celebrar una fiesta y alegrarse”; vv.23-32ª) y su motivo (“Porque este hijo mío [hermano tuyo] estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”; vv.24 y 32b). El énfasis de la parábola está en el modo de acoger al hijo alejado y de celebrar su regreso -con alegría total- porque “le ha recobrado sano” (v.27). Aquí reposa el misterio de la reconciliación en su clave pascual (paso de la muerte a la vida), acción salvífica de Dios en el hombre (rescate de la humanidad perdida).

Sugerencias para vivir pasaje bíblico desde sus personajes

  • Hijo menor: su comportamiento ha sido una opción libre en su vida; pero este personaje reconoce su pecado y vuelve para “ser acogido por el padre y comer con él”. Jesús se asemeja al padre, porque esa actitud la tiene con los publicanos y pecadores. Si nos hemos perdido alejándonos de Dios, aprovechemos esta Cuaresma para volver y celebrar la fiesta de la reconciliación, por medio del Sacramento de la Confesión.
  • Hijo mayor: este personaje encarna al judío que se tenía por justo, obediente a las leyes, sumiso a los preceptos y, por tanto, con derechos adquiridos. No sigamos este ejemplo, porque se opone a la vivencia de la Buena Nueva que tiene como finalidad que todos alcancen la salvación.
  • El padre: es el protagonista del relato. Marca la diferencia. Rompe los moldes de comportamiento de un padre normal, dueño de una hacienda familiar y con más hijos. El padre recibe con alegría al hijo que se había alejado e invita al otro hijo que también se alegre entrando a la fiesta. Estamos llamados a identificarnos con el padre siendo misericordiosos y perdonando a quienes nos han causado daño.

Webgrafía

Oñoro, Fidel (marzo 11 de 2007). Homiléctica. https://cutt.ly/FSBrELW