V Domingo de Cuaresma
Comentario dominical
26 de marzo de 2023
Ciclo A: Jn 11, 1 – 45
Por: Sem. Dixon David Álvarez N , C.Ss.R.
Marta y María nos dan dos perspectivas para reaccionar ante la presencia de Jesús, recordemos que en Lucas 10, 38 – 42 Marta da preferencia a las labores del hogar mientras que María “elige la mejor parte” sirviendo al Señor. En este pasaje encontramos un aparente cambio de roles en estas hermanas, motivado por una calamidad: la muerte de su hermano. Se suscitan dos reacciones que parecen ser idénticas: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano”, en esta oportunidad, la reacción de Marta parece ser más madura, al añadirle a esta misma frase lo siguiente: “pero aun ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá”. María no tiene la certeza que si sostiene Marta con Jesús. Aquí encontramos dos posibles actitudes ante la muerte: la seguridad de que Dios, por medio de Jesús nos resucitará para vivir en su Reino o la negación y desesperación ante la muerte.
Es impresionante como la realidad de la muerte, en este pasaje, mueve a todos los personajes al punto de hacerlos cambiar de lugar: Jesús y los discípulos van de Trasjordania a la aldea donde se encontraban Marta y María, los judíos salen de Jerusalén, Marta de la aldea, María con los judíos sale de su casa y de la ciudad. Hasta Lázaro sale de la tumba. Ciertamente, en nuestra vida, la muerte también nos puede mover a diferentes lugares. Cuando experimentamos la partida de un ser querido, buscamos a cualquier costo trasladarnos al lugar donde se encuentren sus restos o los familiares más cercanos con el fin de consolarse mutuamente.
Esta realidad parece afectar incluso al mismo Jesús, cuando observa a todos los que lo rodeaban tristes y abatidos por la muerte, parece Él también sucumbir a ella, al punto de llorar. No obstante, nunca se dice que es por la realidad de Lázaro que Jesús lloro. El Mesías se conmueve ante la realidad que viven estos amigos suyos, pero brinda la esperanza de que el que cree en Él vencerá la muerte, y así, después de ver esto creyeron y cambiaron. Lázaro regresa a la vida diferente, liberado por Jesús de las ataduras que le aferraban.
Ahora bien ¿después de encontrarme con Jesús, cambio algo en mí? ¿Cómo podemos integrar esto a nuestra preparación cuaresmal que ya está llegando a su etapa cumbre? más cerca de vivir la pasión del Señor ¿he muerto a mis actitudes incrédulas? ¿confió plenamente en Jesús? ¿me preocupo por consolar al triste y brindar esperanza a mi familia, matrimonio, trabajo, amistades o a quienes me rodean? ¿Cuál es mi aporte en este mundo terrenal?
Queridos hermanos, que la muerte no sea en nosotros signo de tristeza o temor, que aprendamos a soltar lo que pertenece a Dios. Cerca de vivir este paso de Jesús por el Calvario, ojalá podamos acompañarle y decir como Marta: “Si, Señor: Yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”. Pidámosle a Él, que hoy mismo nos de la gracia de creer y confiar en su divina voluntad, como lo hace Marta. Que no sea en el momento de la muerte cuando busquemos desesperadamente cambiar y creer en Jesús.
“Mi hermano, para salvarte tienes que abandonar el pecado, y si algún día tienes que abandonarlo ¿por qué no ha de ser hoy mismo?”
San Alfonso[1]
[1] Preparación para la muerte y la eternidad – San Alfonso M. de Liguori