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Por: P. Jesús Alberto Franco Giraldo, C.Ss.R.

 21 DE FEBRERO DE 2021

Ciclo B

Mc 1, 12-15

El sentido de cuaresma, pascua, pecado y conversión. 

Comenzamos en la Iglesia el tiempo de cuaresma: preparación para la Pascua, conmemoración – celebración de la vida, la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús de Nazaret, centro del cristianismo, porque “Si Cristo no hubiese resucitado vana sería nuestra fe” (1Cor 15,14). La vida cristiana y de la Iglesia debe girar en torno a Jesucristo.

Pascua es paso. En el Antiguo Testamento, paso del pueblo de Israel de la esclavitud a la libertad en la tierra prometida; en el Nuevo Testamento paso de la muerte a la vida resucitada de Jesús de Nazaret; en nuestros días, paso de todo lo que degrada la vida personal, familiar, social, económica, ecológica o espiritual a una vida sana y armoniosa como hijos e hijas de Dios y como creación, como casa común. Toda la Iglesia vive la cuaresma como tiempo de conversión, de cambio, de revisión de vida y se pregunta continuamente: ¿Nuestros pasos de creyentes están orientados a pasar de nuestras esclavitudes personales, familiares, comunitarias, sociales, eclesiales y ambientales a la liberación integral en todas las relaciones?

La conversión cristiana, comienza con el reconocimiento del pecado personal, comunitario social, estructural y ecológica, en otras palabras, analizando si nuestros pasos se orientan “a la vida y la felicidad, la muerte o la desdicha” (Dt 30,15) que Dios colocó delante nuestro para elegir y asumir las consecuencias de la elección. Si reconocemos el pecado podemos establecer lo que debemos “enderezar del camino” (Jn 1,23) o lo que debemos cambiar, si no llevan a la Pascua, hacia el reino de Dios. Vivir la cuaresma es hacer los cambios necesarios para superar el pecado y aportar a la construcción del reino de Dios.   

Al comenzar la cuaresma, es importante recordar, brevemente, lo que es el pecado en la Biblia, así vamos a la raíz y no a las ramas en las discusiones y contradicciones sobre este, y muchos otros temas. En el griego del Nuevo Testamento, pecado es hamartia, que significa: “el yerro cometido por error y/o por culpa… y no solo considerado como un hecho sino también en cuanto a la condición de este hecho… Para el Nuevo Testamento es de importancia central la idea de la eliminación (de la culpa) del pecado”[1]. En la antigüedad (en el mundo extra-bíblico) el pecado tenía el sentido de olvido, dejar a un lado algo que debía estar presente.

En nuestro lenguaje podemos decir que pecado es lo que daña, degrada o destruye la obra de Dios: el ser humano y la creación (la tierra, el micro y el macro cosmos) con todas sus relaciones: la relación con Dios o la Trascendencia, la relación con los seres humanos en la sociedad, la relación con la naturaleza y con nosotros mismo.

Hay maneras de pensar, de hablar, de actuar y de dejar de hacer cosas que deberíamos hacer, que son pecado. El pecado puede ser personal cuando me hago daño o hago daño a otra persona; social cuando participo del daño que afecta a la sociedad; estructural cuando la estructura de la sociedad produce hambre, injusticia, discriminación, muerte o cualquier tipo de degradación humana; y ecológico cuando se daña la casa común con todos sus seres vivos y sus relaciones. El pecado ecológico puede ser personal, social o estructural.  Para esa cuaresma debemos preguntarnos: ¿Qué maneras de pensar, de habar y de actuar, o que cosas que dejamos de hacer, constituyen pecados personales, sociales, estructurales o ecológicos? ¿A qué pecados personales, sociales, estructurales o ecológicos le voy a poner más cuidado en esta cuaresma? Para profundizar la realidad del pecado estas referencias a documentos de la Iglesia son útiles[2].    

La iluminación bíblica a nuestro proceso de conversión 

¿Qué nos dice la palabra de Dios al comenzar el camino hacia la pascua?  

La primera lectura, para situarla bien en el libro Génesis, recordemos que al  comienzo del relato del diluvio dice que: “Dios vio la tierra corrompida, porque todos los vivientes de la tierra se había corrompido en su proceder… los voy exterminar con la tierra” (6,12-13). En el relato del diluvio está la destrucción y la salvación de parte de la humanidad y de la creación; al principio del capítulo 9 Dios vuelve a bendecir al ser humano y a la creación, como al principio (1,28-29) y le advierte que pedirá cuenta de la vida y la sangre del hermano como a Caín (4,10). En la lectura de hoy, Dios hace alianza con la humanidad y coloca el arco iris como señal de su compromiso, de su voluntad: “¡Por mi vida –oráculo del Señor- juro que no quiero la muerte del malvado, sino que cambie de conducta y viva!” (Ez 33,11). En este contexto surge la pregunta: ¿Cómo entender a cristianos que leen la biblia y dicen que hacen la voluntad de Dios mientras promueven, justifican, apoyan, reproduce el odio y la muerte de sus llamados “enemigos”? 

La segunda lectura, recuerda que “Cristo murió una vez por nuestros pecados, el justo por los injustos para llevarlos a ustedes a Dios”. El inocente Jesús murió asesinado por los culpables para llevarlos a Dios, es decir, para que dejen de asesinar inocentes porque en cada inocente asesinado está Él. Sólo si dejan de abusar y asesinar inocentes entrarán en el camino de Dios, el camino de solidaridad con todas las víctimas de los poderes. ¿Cómo entender, sin indignarnos, el uso del cristianismo por los poderes del mundo para su beneficio destruyendo la vida de inocente y del planeta, y el apoyo de tantos cristianos a los culpables de la historia?

Marcos coloca al principio de su evangelio el mensaje central de Jesús, y la Iglesia lo coloca al comenzar la cuaresma para que quede claro al comenzar cuál es el centro de la vida creyente. Revisemos el evangelio:

  • El Espíritu lleva a Jesús al desierto: el Espíritu es el que mueve su vida. El desierto en su tiempo era “algo que escapaba al control de una sociedad estructurada… se retira simbólicamente del sistema social establecido”[3].
  • Jesús fue tentado por satanás. Las tentaciones, según san Mateo fueron: el poder para realizar su misión, la espectacularidad para deslumbrar y atraer y el tener para convencer. No hay referencias al sexo. Hoy cuando se habla de tentaciones frecuentemente se habla de sexo y se silencian las tentaciones del poder, del tener, del culto al personalismo…lo contrario a lo que pasó con Jesús.
  • Cuando arrestaron a Juan fue a Galilea a proclamar la Buena Noticia de Dios. El Evangelio es una buena noticia para el ser humano de hoy, para el presente. ¿Cuál es esa buena noticia, ese evangelio?: 
    • Se ha cumplido el tiempo. No hay que esperar, es ahora, no más demora.
    • Ha llegado el reino de Dios. El reino de Dios está en medio, al alcance de todos, al alcance de los niños y de las personas más pobres y marginadas.
  • Arrepiéntanse y crean al Evangelio, a la buena noticia. La única condición para acceder al reino de Dios es arrepentirse, convertirse.     

El Evangelio, la Buena Noticia hecha realidad por Jesús es que el reino de Dios está al alcance de quien quiera aceptarlo, dejarse empujar por el Espíritu a los desiertos de hoy. Es Buena Noticia por porque “anuncia una vida distinta, una sociedad distinta, una felicidad para todos, una esperanza para los pobres, los enfermos, los que sufren, los que ya han perdido toda esperanza. Y nos anuncia también –lo que es decisivo- cómo es el Dios que nos revela Jesús al poner como centro de su mensaje “el Reino de Dios” [4].

Terminemos con esta petición del salmo responsorial: “Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: guíame con tu verdad y enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador”. 

[1] BALZ Horst y SCHNEIDER Gerhard, Diccionario exegético del Nuevo Testamento, Sígueme, Salamanca, 1996, 194-2004 

[2] Para profundizar la realidad del pecado las referecnias son: Pecado en general, definición: Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et spes 13; Conferencias generales de obispos de América Latina: Puebla 281, 328, 330; Santo Domingo 9; Aparecida 351. Pecado social: Medellín 14, 4,5; Puebla 70, 73, 186,  487, 517.  Pecado estructural: Santo Domingo 243, Aparecida 92, 95. Pecado ecológico: Carta Encíclica Laudato Si de Papa Francisco 2, 8, 66. Documento final del Sínodo de la Amazonia 82.

[3] MALINA Bruce y ROHRBAUGH Richard, Los Evangelios sinópticos y la cultura mediterránea del siglo I, Verbo Divino, Navarra, 1996, 144.

[4] CASTILLO José María, La Religión de Jesús. Comentario al evangelio diario 2021, Desclée de Brouwer, Bilbao 2020, 75.