Por: P. José Silvio Botero G., C.Ss.R
El título de este mensaje surgió de una experiencia en un Curso pre-matrimonial: hablando de lo que es el matrimonio cristiano, algunos de los participantes hicieron esta reflexión: nosotros creíamos que el matrimonio es otra cosa… Al preguntarles qué idea tenían del matrimonio, aludieron a chistes, a ideas erróneas sobre el matrimonio que no corresponden a la concepción verdadera del matrimonio.
Por esta razón considero oportuno desmantelar las concepciones falsas del matrimonio, que no son otra cosa que ‘caricaturas’, y proponer la imagen auténtica del matrimonio cristiano. Entre otras concepciones falsas del matrimonio, debemos denunciar éstas:
- El matrimonio no es la evasión de una cárcel para quienes se sienten amenazados por una situación de malestar en la familia.
- El matrimonio no es una máquina para hacer hijos, como se ha creído.
- El matrimonio no es una ‘sociedad anónima’ o comercial, para unir dos capitales de dinero.
- El matrimonio no es ‘un seguro’ para la mujer, ni un ‘secuestro’ que hace el varón.
- El matrimonio no es un ‘experimento’ con alguien, como se hace en los laboratorios.
- El matrimonio no es ‘una propiedad privada’, no es la compra de un objeto de placer.
- El matrimonio no es ‘una improvisación’; no se puede experimentar con personas.
Un matrimonio, concebido según una de estas ideas erróneas, es una objetivación de la persona humana, puede constituir un juicio equivocado sobre algo tan importante en la vida humana; puede ser motivo válido para que un tribunal eclesiástico o civil declare nula una tal unión.
“Entonces, preguntaron aquellos novios, ‘qué es de verdad el matrimonio cristiano?’. El matrimonio es una realidad auténticamente humana y cristiana cuando se la concibe correctamente; al enunciar diversas características de un auténtico y genuino matrimonio, se quiere decir que todas ellas conforman una pareja de esposos según el Plan de Dios, ya desde el comienzo de la historia de la humanidad. Proponemos éstas:
- El matrimonio Sí es una comunidad de amor y de vida. “el amor –dijo el Papa Francisco- es el constitutivo esencial del consentimiento”.
- El matrimonio es una experiencia de fe, de esperanza y amor en el otro/a y para el otro/a.
- El matrimonio es una vocación. Dios llama al varón y a la mujer, como llamó a Adán y Eva, en el Paraíso terrenal, a un triple paso: dejará el hombre a su padres, se unirá a su mujer, serán los dos una sola carne.
- El matrimonio es un NOSOTROS; de novios se trataban como YO y TÚ; ahora como esposos se deberán tratar como un NOSOTROS: nuestra vida, nuestros bienes, nuestro futuro, nuestros hijos, etc.
De verdad que hay una gran diferencia entre lo que muchas veces se ha pensado erróneamente que es el matrimonio, y lo que ciertamente es y debe ser.
Preguntas para el diálogo:
- Qué representa la imagen?
- Tiene alguna semejanza con lo que sucede a veces entre esposos?
- Qué solución encontraron los dos burritos?
- Las parejas humanas deberán superar en mucho a los burritos.
Propongo un caso concreto: una pareja de esposos programa salir a cenar fuera de casa un fin de semana; en un principio cada uno quiere ir al restaurante de su preferencia; discuten razones, forcejean ambos…; finalmente, dialogan un poco y optan por ir hoy al restaurante que ella propone y la próxima vez irán al que él sugiere.
La decisión tomada ha sido la acertada: no se rompió el diálogo, ambos deliberaron y decidieron juntos y, sin duda, quedaron contentos. Es la importancia del diálogo. Ricardo Cuadrado T. en su libro Diccionario de valores (Burgos 2.004) dedicó 3 páginas a hacer algunas reflexiones sobre el ‘diálogo’:
- “Diálogo significa el esfuerzo de dos o más personas por una dirección. Es duro remar entre dos para llegar al mismo puerto.
- Diálogo es la ruta a recorrer entre dos o más personas para llegar a la verdad.
- Todos tenemos un trocito de verdad. Unirnos para formar una verdad más grande, eso es el diálogo.
- El diálogo supone fundamentalmente la búsqueda solidaria de lo que es verdadero, buen y justo para todo hombre.
- Rehusar el diálogo es una especie de cobarde suicidio de la personalidad”.
Dios, al crearnos seres sociables, nos dotó de la palabra para entablar el diálogo con nuestros semejantes; Dios se hizo hombre para dialogar con nosotros. La palabra es el gran instrumento para la comunicación con los demás. Sirvámonos de la palabra para un diálogo que construya amistad, diálogo y un enriquecimiento mediante la comunicación con los hermanos.