Comentario dominical – Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
19 de noviembre de 2023
Ciclo A: Mt 25,14-30
Por: P. Alberto Franco Giraldo, C.Ss.R.
El miedo impide entrar en el reino de Dios
Las parábolas son “narraciones” que contienen mensajes sencillos, profundos y relacionados con la vida de ayer y de hoy. Para comprender su mensaje, hay que identificar a qué o a quienes se refieren los personajes, las comparaciones, los signos y demás elementos que componen la parábola.
En la parábola del evangelio de san Mateo, el señor que se fue de viaje y dejó a tres sirvientes al frente de sus bienes -al primero le dio cinco talentos, al segundo dos y a tercero uno-, representa a Dios. Los sirvientes representan a quienes escuchan en especial a los cristianos. Los talentos representan los dones y capacidades recibidos por las personas. El trabajo o negocio con los talentos es el uso de las capacidades o dones recibidos. El ajuste de cuentas es el encuentro definitivo con Dios. Las “ganancias” son los frutos de los talentos que permiten entrar al banquete, al encuentro con el Señor. El banquete representa el reino de Dios, la salvación.
El momento cumbre de la parábola es la presentación de cuentas por parte de los sirvientes y la recompensa que reciben. Dos siervos entregan, como fruto, el doble de los talentos recibidos, y como recompensa son invitados al banquete de su señor. El tercero, entregó el talento que recibió sin frutos, por eso, no puede entrar al banquete de su señor, es “condenado” al mundo de la oscuridad, a las lágrimas y lamentos, y a la privación del banquete del Señor, al reino de Dios.
¿Cuál es la razón de la condena del tercer siervo? Él mismo lo dijo: “tuve miedo”, y tomó la decisión de esconder el talento, porque su señor era exigente. El talento escondido no puede producir frutos. Y la disculpa que su señor era exigente podía haberla convertido en un desafío para trabajar el talento.
No cultivar los talentos y capacidades recibidos de Dios, reduce y limita el crecimiento humano y las potencialidades de las personas. Enterrar las capacidades y talentos no aporta a la construcción del reino de Dios. Cuando Jesús se encuentra con una persona frágil, débil, marginada o condenada le “inyecta” la fuerza del amor de Dios para que multiplique sus potencialidades, se humanizarse y humanice la sociedad. El miedo que lleva a esconder los talentos, impide entrar en el reino de Dios y alcanzar la salvación, que comienza aquí y ahora.
El miedo impide que seguir a Jesús
El miedo es uno de los enemigos principales del Evangelio, del reino de Dios anunciado por Jesús. Por miedo, los discípulos creyeron que Jesús era un fantasma (Mt 14,26); por miedo, se estaban hundiendo en el mar (Mt 14,30); por miedo, el siervo escondió el talento que recibió (Mt 25,25; Lc 19,21); por miedo, quienes sabían que Jesús había curado al endemoniado, al verlo sentado, vestido y en su sano juicio le pidieron que se marchara (Mc 5, 15; Lc 8, 35); por miedo, los discípulos no le preguntaban a Jesús cuando no entendía su mensaje (Mc 9,32); por miedo a la multitud, los sumos sacerdotes y los escribas no se atrevieron a matar a Jesús y buscaban una mejor oportunidad (Mc 11,18); por miedo, las mujeres que fueron al sepulcro y escucharon del ángel que Jesús había resucitado, no dijeron nada a nadie (Mc 16, 8); por miedo, los padres del ciego que había sido curado, no le dijeron a los jefes judíos que Jesús lo había curado (Jn 9, 22); por miedo, José de Arimatea pidió, en secreto, el cuerpo de Jesús a Pilato para sepultarlo (Jn 19, 38)
El miedo está muy presente en la humanidad y en la sociedad
“El miedo es seguramente la principal emoción primaria”[1]; emoción relacionada con el instinto de supervivencia y protección de la vida frente a los peligros y amenazas. Estos miedos son normales y sanos, siempre y cuando sean reales y del tamaño que son en la realidad. Las amenazas pueden estar dentro de la persona (enfermedades, abandono, traumas…), o fuera de ella, en el mundo natural o social (catástrofes naturales, amenazas a la vida, humillaciones, accidentes, guerras…). Pero hay miedos que no son normales ni sanos, son producidos por amenazas imaginarias, irreales o agrandando las amenazas reales. También hay miedos creados por grupos políticos, religiosos, económicos, sociales o culturales para favorecer sus intereses. Los miedos pueden generarse desde antes de nacer, en la infancia, la adolescencia o cualquier momento de la vida.
Existen miedos personales que están en lo profundo de la persona y son causados por diversas violencias; por abusos físicos, psicológicos, sexuales, de poder, de conciencia, espirituales; por pérdidas y separaciones de los seres queridos; por hechos traumáticos… Miedos socio-político causados por guerras y hechos violentos, vividos o presenciados; por crisis sociales, económicas y política; por el Covid 19; por el odio y el miedo creado y transmitido por diversos medios para favorecer intereses particulares… Miedos religiosos fruto de teologías y predicaciones referidas al dios del miedo y del castigo, vengativo e implacable, un dios sexualizado y desentendido de otros pecados; miedo estimulado por predicaciones que culpabilizan y avergüenzan, que hablan más del diablo, del castigo, del infierno y del pecado que del amor de Dios, del perdón, de la misericordia, de la salvación, del Evangelio, del mensaje de Jesucristo.
Herramientas que ofrece la Palabra de Dios para enfrentar el miedo
- Reconocer la fuerza e influencia de la mujer.
La lectura del libro de los Proverbios, comienza diciendo: “Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas”.
Pero una mirada al texto en hebreo[2], aporta elementos que le dan una nueva fuerza al texto: la mujer (Ishshá) tienen como adjetivo a kjáil (fuerza, riqueza, virtud, valor, fortaleza). Con ella, el leb (corazón, sentimientos, voluntad, intelecto) del baal (maestro, hombre, esposo, dueño) puede estar batakj(confiado, seguro, fiado, tranquilo) y no kjasér (carecer, fracasar, disminuir las ganancias, faltar, menguar) de shalál (ganancia, botín).
Así el texto puede decir: la mujer, que es fuerte y valiente, le da al corazón, a los sentimientos y a la voluntad del hombre confianza, seguridad y tranquilidad, con esta actitud sus ganancias no fracasan, ni disminuyen o le faltan. La mujer fuerte y valiente vence sus miedos y ayuda al hombre a superar los suyos. Enfrentar los miedos permite superarlos y llevar una vida más sana a nivel emocional, mental, relacional y cristiana.
- Vivir preparados para la llegada del Señor
En la primera carta a los cristianos de Tesalónica, Pablo los llama a vivir preparados para la venida del Señor, a estar atentos y despiertos, porque llegará de improvisto, como los ladrones. Y reconoce que ellos son hijos de la luz y del día por haber vencido las tinieblas.
Seguir a Jesús Cristo, reconocer que camina lado en esta vida, es la mejor manera de vivir preparados para entrar en el reino de Dios. Y así se superan muchos miedos.
- Escuchar y hacer nuestras las palabras de Jesús a los discípulos
Jesús reconoce el miedo de sus discípulos, y los anima y acompaña para superarlo: “No teman, soy yo”, le dice Jesús a los discípulos asustados por la tempestad (Jn 6,20; Mc 6,50; 14,27); “Levántese, no teman”, les dice a tres discípulos en la transfiguración (Mt 17,7); “no teman” a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma ama (Mt 10, 28; 12,4); “no teman”, ni se turbe su corazón, les dice en el discurso de despedida (Juan 14:27); “no teman”, ustedes son muy valiosos para el Padre Celestial (Lc 12, 7; 12, 32; Mt 10, 31); “no teman”, a los problemas por el seguimiento, todo lo oculto se conocerá (Mt 10, 26); “no teman”, les dice a las mujeres que lo buscan en el sepulcro (Mt 28, 10). No teman, sigue repitiendo Jesús a sus seguidores de ayer y de hoy, y los anima para enfrentar los peligros que les toca vivir.
El miedo impide ver la realidad, tal como es. Ver la realidad deformada impide ver la raíz de los problemas y solucionarlos. El miedo facilita la manipulación política y religiosa, y lleva a fanatismos políticos y religiosos que han hecho mucho daño a la humanidad.
El miedo es incompatible con el cristianismo, porque “En el amor no cabe el temor, antes bien, el amor desaloja el temor. Porque el temor se refiere al castigo, y quien teme no ha alcanzado un amor perfecto” (1Jn 4, 18).
[1] NARDONE, Giorgio; CAGNONI, Federica, y MILANESE, Roberta, La mente Herida”. Atravesar el dolor para superarlo, Herder, Barcelona, 2023, 31.
[2] Traducción y diccionario: https://www.logosklogos.com/interlinear/AT/Pr/31/11