XXV Domingo del Tiempo Ordinario
Comentario dominical
18 de septiembre de 2022
Ciclo C: Lc. 16, 1 – 13
Por: P. Víctor Chacón Huertas, C.Ss.R. (Redentoristas de España)
El Evangelio siempre nos cuestiona, nos purifica, nos sacude la conciencia y a todo eso no se hace sin algo de escozor. En este domingo la Palabra nos hará pensar en lo que realmente nos mueve y decide en nuestra vida. ¿Realmente decidimos nosotros o a veces nos gobierna el dinero? Sabemos que es necesario, que no podemos prescindir de él, no buscamos nada utópico, pero ¿Hasta dónde somos libres? Tener mucho, poco o las ansias de acumular más para estar más seguros… ¿merece eso ser lo que decida sobre nuestra felicidad? Escuchemos a Lucas.
1. “Y el amo alabó a aquel administrador injusto, porque había obrado sagazmente. Y es que los que pertenecen a este mundo son más sagaces con su propia gente que los que pertenecen a la luz” (v. 8). Lo que alaba este amo, que representa a Dios, no es el engaño sino la astucia, la habilidad. Con esto nos da a entender Jesús cómo debemos ser sus seguidores: imaginativos, con capacidad de hacer verdaderos amigos, de ser acogidos. Por el contrario, muchos cristianos viven instalados en la comodidad, buscando siempre su bienestar, su propia necesidad y criticando pasivamente todo, con una falta clara de vivacidad. Frente a esto Jesús nos desafía: en el Reino se ha de obrar con audacia, decisión y sagacidad. Por tanto, ¡sed astutos queridos hermanos! Como dice un buen amigo: “Manos que no dais, ¿qué esperáis?”.
2. “Ningún criado puede servir a dos amos…”. Los bienes son obstáculo insuperable para acoger y vivir el Reino de Dios, especialmente si no somos libres, si no podemos desposeernos de ellos, si en algún modo nos esclavizan. La codicia, la avaricia, el fraude, la prevaricación,… no tienen lugar en la vida de ningún seguidor de Jesús. Y los que vivan esto, ya sabemos que no le siguen. Claro que ninguno de nosotros somos “grandes defraudadores”, pero ¿somos fieles en lo pequeño? Ésa es la pregunta que hoy nos lanza el evangelio. Porque si no somos fieles en lo pequeño ¿cómo hacernos cargo de lo que es valioso de veras?
3. Un nuevo estilo de vida. Descubrir el verdadero criterio de lo que supone riqueza en la vida, pasar de la lógica del provecho a la lógica de la caridad verdadera, que da todo y no espera nada. A esos el mundo los llama “tontos”, y sin embargo es ésa la astucia a la que nos pide llegar Dios. No dejar que las cosas nos posean, no vivir pendientes de la última novedad del mercado… romper con la servidumbre de poseer, para empezar a ser. Como dice Pablo a Timoteo “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, el problema está en que todos los hombres sean lo suficientemente libres y capacitados para aceptar esa salvación y esa verdad, muchos lo tendrán difícil por haber cargado voluntariamente el terrible lastre del dinero. Les impedirá elevarse con facilidad a los brazos del Padre que nos acoge, y aún en vida, hará difícil su amor oblativo y generoso a sus hermanos.