Bautismo del Señor
Comentario bíblico
9 de enero de 2022
Ciclo C: Lc. 3, 15-16. 21-22
Por: P. Luis Alberto Roballo Lozano, C.Ss.R.
Evangelio de San Lucas 3, 15-16.21-22[1]
15Como la gente estaba expectante y se preguntaba si no sería Juan el mesías, 16Juan declaró públicamente: «Yo los bautizo con agua, pero ya viene el que es más fuerte que yo, y a quien no soy digno de desatar la correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y con fuego. ..
Bautismo de Jesús (Mt 3, 13-17; Mc 1, 9-11). 21Después de bautizar Juan al pueblo y a Jesús, aconteció que, mientras Jesús estaba orando, se abrió el cielo, 22descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como una paloma, y se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi hijo amado, mi predilecto».
El Evangelio de la liturgia de hoy presenta son dos breves fragmentos del texto de Lucas en el capítulo 3 que necesitan una complementación para ubicarlos adecuadamente. El capítulo se abre con una solemnísima introducción histórica del mundo y la presentación de Juan Bautista que predica el arrepentimiento y exhorta a dar una respuesta tangible con el signo de bautizarse, de bañarse en las aguas del Jordán como gesto de purificación y cambio de vida. La predicación de Juan es elocuente y le llega profundamente a la multitud que acude a escucharlo. Todos se hacen una pregunta: en el Bautista ¿habrá llegado el Mesías?[2]
Este es el contenido de los versículos 1 a 15 que preceden la primera parte de nuestro evangelio, todos ellos referidos a Juan el Bautista. Ahí es donde se leen los versículos 15 y 16. El Bautista es explícito al negar que sea el Mesías y mencionar el bautismo de penitencia como acción que recoge toda su actividad y anunciar con palabras enigmáticas a alguien a quien -dice- le está preparando los caminos. Y para reforzar la imagen de los caminos por los que aparecerá el Mesías, ve que él llega pisando con firmeza y se declara indigno de ayudarle a desatar las correas de las sandalias para lavarle los pies en gesto de bienvenida, él que estaba acompañando a multitud de personas que se zambullían en las aguas del río Jordán. Su declaración termina con otra afirmación enigmática: el que llega bautizará con Espíritu Santo y fuego.[3]
La obra de Lucas está toda impregnada por la presencia del Espíritu Santo como presencia y acción personal de Dios, tanto en el Evangelio lucano como en los Hechos de los Apóstoles. La expresión “Espíritu Santo” disipa las ambigüedades que pueden crear los muchos sentidos que tiene la palabra “espíritu”. La gama de sentidos de la palabra espíritu va desde la presencia del maligno y sus obras, hasta la vida y acción generosa de los hijos de Dios, el hálito de vida física y las maravillas de la vida espiritual. Pero la expresión “Espíritu Santo” es reservada a la tercera persona de la Trinidad que aparece ya en las fórmulas de bendición desde el relato de la creación, en los Profetas y Salmos y en las narraciones de las Teofanías en el Nuevo Testamento.
El fuego que aparece en la mención del nuevo bautismo nos invita a asomarnos a una especie de nueva creación, que, lejos de las teorías del big bang o de la formación del universo a partir de núcleos de energía, nos acerca al taller de un artesano de metales que trabaja a altísimas temperaturas la fusión, moldeado y acabado de figuras tan resistentes como el hierro o el bronce y tan preciosas como el oro y la plata. Estas imágenes están presentes en los profetas que hablan de un mundo nuevo y en la famosa visión de la nueva Jerusalén de Apocalipsis 21.[4]
Las últimas palabras del Bautista nos colocan en ese ambiente de examen y valoración: «Yo los bautizo con agua, pero ya viene el que es más fuerte que yo, y a quien no soy digno de desatar la correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y con fuego. 17Tiene en su mano el bieldo para aventar su parva, llevar el trigo a su granero y quemar la paja en fuego que no se apaga»
De una manera muy rápida y sin las narraciones de Mateo y Marcos, Lucas menciona el encarcelamiento de Juan Bautista y brevemente refiere la causa: Herodes no tolera que el Bautista denuncie su conducta criminal.
Así se cierra el ciclo de narraciones sobre el Bautista en el Evangelio de Lucas y queda claro que su actividad ha terminado con una misión que es calificada por Cristo como propia del mayor entre los nacidos de mujer.[5]
Los versículos 21 y 22 del Evangelio que comentamos son de una densidad tal que simplemente nos limitaremos a enunciar los contenidos:
Juan el Bautista ha preparado los caminos del Mesías predicando la conversión e invitando a dar una señal de purificación con el bautismo en el río Jordán. Su misión termina con su encarcelamiento y su martirio. Su memoria es evocada y exaltada en el Evangelio de Lucas, especialmente en 7, 18-37. La proyección cristiana necesariamente encuentra su plenitud en el bautismo cristiano.[6]
En muy pocas palabras se mencionan la obra del Bautista y el Bautismo de Jesús: 21Después de bautizar Juan al pueblo y a Jesús… Jesús llega a recibir un pueblo bautizado con el compromiso de la conversión. No necesita el mensaje de conversión pero se somete al bautismo como gesto de solidaridad con el pueblo que Juan le ha preparado y como acto conclusivo de la misión del Precursor. [7]
Una particular característica de Lucas es que la Teofanía no se une al acto de Juan que bautiza a Jesús.[8] A diferencia del pueblo Él no necesita el arrepentimiento sino que hace confesión de su comunión con Dios en la oración y en esa acción y en ese momento se abre el cielo con la presencia física del Espíritu Santo y la declaración del Padre que presenta a Cristo como su Hijo predilecto y la orden de recibir su misión y escuchar su palabra como el acontecimiento más importante de la historia.
En pocas palabras, el bautismo de Jesús narrado por Lucas, es el final de la obra de Juan Bautista, el último de los profetas. Porque los anuncios y el tiempo han llegado a su plenitud. Durante la oración, en la comunión grandiosa con su Padre y el Espíritu Santo que hacen presente en el tiempo su eterna comunión divina, Cristo recibe el bautismo y recibe un pueblo bautizado en las aguas de Jordán al que se dedicará a anunciar el Reino, bautizándolo en el Espíritu de su palabra, el Evangelio y en el fuego de sus obras, su Redención.
Buga, 5 de enero de 2022, Fiesta de San Juan Nepomuceno Neumann, Redentorista, obispo de Filadelfia, U.S.A.
[1] Texto de La Sagrada Biblia de América, (2016) Luis Roballo, etc., San Pablo, Bogotá.
[2] Xabier Pikaza (textos) Verbo Divino (Editores), Ciudad Biblia, Una guía para adentrarse, perderse y encontrarse en los Libros Bíblicos, Verbo Divino, Estella, 2019, p. 227, para el trasfondo histórico Juan Bautista y del Bautismo de Jesús.
[3] Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, La Figura y el Mensaje, San Pablo-Ediciones USTA, Bogotá, 2020, pp. 124ss
[4] El Bautismo de Jesús es el primer misterio luminoso del Rosario y hacemos una breve referencia histórica sobre su institución. En la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae del Papa Juan Pablo II, publicada el 16 de octubre de 2002, fue introducida una nueva serie de «misterios», los misterios luminosos. El Papa comenta: “Considero oportuna esta incorporación que, si bien se deja a la libre consideración de los individuos y de la comunidad, les permita contemplar también los misterios de la vida pública de Cristo desde el Bautismo a la Pasión”. El misterio es formulado de acuerdo al texto de Mateo y de la siguiente manera: Primer Misterio Luminoso: El Bautismo en el Jordán. «Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco“». (Mt 3,16-17)
[5] Matthew Henry. Commentary. Tomado de BibleWorks 10.
[6] Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, La Figura y el Mensaje, o.c.pp. 127ss
[7] Lectio Divina per la Vita Quotidiana, a cura di Giorgio Zevini e Pier Giordano Cabra, Vol. 10, Il Vangelo di Luca, Editrice Queriniana, Brescia, 2008, pp. 59ss.
[8] Maximilian Zerwick, S.J. & Mary Grosvenor (2010). A Grammatical Analysis of the Greek New Testament. Gregorian & Biblical Press (GBP), Roma. Y BibleWorks 10, Software for Biblical Exegesis and Research, Norfolk, Virginia.