Por: Carlos Daniel Franco Ramírez, Novicio C.Ss.R.
La Real Academia, en uno de sus enunciados expresa que la enfermedad es una alteración leve o grave del funcionamiento normal de un organismo o de alguna de sus partes debida a una causa interna o externa[1].
A lo largo de la historia, se han datado innumerables tipos de enfermedades, malestares y sufrimientos que han afectado y que afectan a la gran mayoría de las personas. Se considera que estas, así como otras situaciones, hacen parte integral de todo proceso biológico.
Hoy en día, como en otros tiempos, las enfermedades siguen siendo un desafío para la ciencia médica; se ha hecho todo lo posible para combatir y erradicar enfermedades y malestares como la tuberculosis, el sida, la malaria, el mal de Alzheimer; el cáncer, el cólera, la obesidad, la hipertensión, y muchas otras; pero sin duda, hoy uno de los grandes males en el mundo ha sido el virus del Covid-19 que ha acabado con la vida de millones de personas y que ha supuesto todo un reto para contrarrestarla.
Si las enfermedades son todos aquellos males que afectan negativamente a los seres vivos y de manera particular a las personas en su dimensión corporal más directamente; también hay que decir que existen innumerables males y enfermedades que inquietan, perturban y dañan profundamente el alma y el espíritu. En este sentido, la enfermedad puede ser entendida como cosa o pasión dañosa que perturba o daña a una persona en lo moral o en lo espiritual y que es difícil de combatir o eliminar[2].
En esta perspectiva, dentro de algunos males que tanto daño hacen al alma y que afectan moralmente y el sano equilibrio, se puede pensar en algunos ejemplos como la ambición, la mentira, el engaño, la indiferencia, las obsesiones; el egoísmo, la soberbia, el individualismo, la jactancia, la vanidad, la ira, entre muchas otras que padecemos o con las cuales nos encontramos en nuestra cotidianidad.
Esclerocardía
Muchas reflexiones se pueden hacer en torno a esta palabra, pero antes es necesario conocer las raíces y sus posibles significados. El término esclerocardía, está compuesto por dos palabras de origen griego, σκληρóς (esclerós) que significa “duro” y καρδία (cardía) “corazón”. Teniendo en cuenta la primera raíz (esclero), ésta está relacionada con la esclerosis y, según el Diccionario de la Real Academia, se dice que es un endurecimiento patológico de un órgano o tejido que ocasiona trastornos sensoriales y del control muscular[3]. En sentido amplio y por analogía, la “Esclerocardía” habrá que entenderla como una “enfermedad” del alma referida al corazón, como dureza de corazón, el endurecimiento del corazón o la dolencia del corazón endurecido[4].
Pero ¿qué es el corazón endurecido?, ¿qué significa tener un corazón de piedra?, ¿qué síntomas e implicaciones presenta esta enfermedad?, ¿se puede curar o combatir?, ¿qué se encuentra en la Biblia acerca de esto?; veamos.
Si se quiere tener un fundamento para esta palabra y hacerse una idea más amplia de su significado, se puede hacer memoria de los Evangelios, especialmente en el de Marcos y Mateo[5] cuando se encuentra a Jesús respondiendo a una pregunta de los fariseos sobre un punto bastante delicado y de confrontación, dado a múltiples interpretaciones sobre el motivo por el cual el esposo puede entregar el acta de repudio a la esposa. Ante tal interrogante, Jesús les dice que por “la dureza de su corazón” Moisés había escrito esto. Aquí Jesús confirma que los hombres son duros de corazón que con facilidad querían repudiar o dar acta de divorcio a sus mujeres[6].
En síntesis, Jesús demuestra que el argumento para justificar el repudio fue una especie de exención, resultado de su “sclerocardían” (Mc 10,5) o, bien, su testarudez, terquedad y cerrazón de mente, pues en el ámbito hebreo el corazón es la sede de los pensamientos -más que de los sentimientos-. Además, “la dureza del corazón” evoca la imagen profética del “corazón de piedra”; su correspondiente griego tiene que ver con la esclerocardía, una enfermedad muy grave, porque el corazón se endurece, se embota, se fatiga, al punto de causar la muerte[7].
Hoy en día se sigue viviendo una dureza de corazón en el mundo entero, especialmente en una sociedad donde prima la exclusión, el descarte y el engaño; en una sociedad donde poco interés existe por el otro, donde el amor al prójimo ya no es un mandamiento, donde la caridad y la clemencia escasean; “como esos varones que no tenían la menor empatía ante su compañera, que ni siquiera eran capaces de entender que le hacían daño, podemos situarnos nosotros/as, casi inconscientemente, ante nuestros prójimos”[8]. Actualmente este mal o enfermedad como se le está llamando, crece y causa detrimentos severos; entonces, apremia detectarla a tiempo para poderla combatir.
[1] Cf. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, s. v. «Enfermedad», última modificación el 10 de agosto de 2021, https://dle.rae.es/enfermedad.
[2] Cf. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, s. v. «enfermedad».
[3] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, s. v. «Esclerosis», última modificación el 10 de agosto de 2021, https://dle.rae.es/esclerosis.
[4] Adrián CORRENTI, “Esclerocardía: Divorcio vs. Matrimonio“, Studylib.es, 04 de octubre del 2015. https://studylib.es/doc/4537616/esclerocardía–divorcio-vs.-matrimonio.
[5] Cf. Mc 10,5; Mt 19,8 (La Biblia Católica para Jóvenes)
[6] La escuela farisaica de rabbí Hillel interpretaba que cualquier motivo era válido para redactarle a la mujer el libelo de repudio y despedirla de su casa. Bastaba, por ejemplo, que no supiese prepararle la comida a su gusto o la echara a perder. ¿Y si encontraba una mujer más bonita que su esposa? Algunos maestros sostenían que también en esos casos era lícito despedir a su mujer. En contraposición estaba la interpretación de rabbí Shammai, que sólo admitía el adulterio como causa válida para el repudio, dándole más énfasis al tema de la pureza.
[7] «La esclerocardía espiritual», en darshancatolico.blogspot, acceso el 11 de agosto de 2015, https://darshancatolico.blogspot.com/2018/10/la-esclerocardia-espiritual.html
[8] Gillese GÓMEZ, ” De la esclerocardía a la misericordia; formarnos en perspectiva misericordiosa”, Una Vida Consagrada Misericordiosa, CLAR 54 Núm. 3 (2016): 43. file:///C:/Users/Carlos%20Daniel/Desktop/libros/De%20la%20esclerocardia%20a%20la%20mi-sericordia.pdf